Título original: Big Fish. A novel of Mythic Proportions.
Autor: Daniel Wallace
Editorial: Siglo XXI de España Editores
ISBN: 978-84-323-1151-2
Páginas: 183
Precio: 11.00 €
Sinopsis:
Edward Bloom era un hombre extraordinario e inquieto. Recorría el mundo y sólo regresaba a su hogar de forma impredecible.
Sin embargo, ahora a vuelto para morir. Su hijo, William, siente una necesidad acuciante de conocerlo antes de que sea demasiado tarde y recrea la escurridiza vida de su padre en una serie de leyendas y mitos inspirados en el puñado de hechos que conoce de él. Nada había que éste no supiera hacer: corría como el viento, salvaba vidas, los animales lo adoraban, era un visionario y sabía más chistes que cualquier otro hombre.
Así, William convierte a su enigmático padre e el paradigma de un héroe popular americano.
En una serie de escenas dislocadamente humorísticas y muchas veces conmovedoras, Big Fish nos muestra la distancia que separa a padres e hijos.
Comentario personal (contiene spoilers):
Si antes era fan de Tim Burton, tras haber leído este libro, lo soy aún más. Me cuesta creer que una de mis películas favoritas, Big Fish, haya salido de este libro tan...¿frío? La verdad es que no encuentro la palabra adecuada para definirlo, a ver si consigo explicarlo a medida que escribo este comentario, que más que una reseña del libro en sí será una comparativa entre la obra original y el filme. Eso sí, si no has visto la adaptación cinematográfica y tienes intención de verla, te recomiendo que no sigas leyendo.
Big Fish, la película, me cautivó de la cabeza a los pies. Su magia, su calor y su mensaje me impresionaron mucho. Años después, me enteré de que estaba basada en un libro, y la verdad es que llevaba queriendo leerlo desde entonces, pero fue el mes pasado cuando me tropecé con él en la biblioteca por puro azar, y me lo llevé.
¡Qué decepción! Está claro que la película salió de este libro porque la historia es más o menos la misma, pero sus connotaciones son totalmente diferentes y, como consecuencia, también lo son las emociones que transmite.
Daniel Wallace ha conseguido que el lector sienta totalmente ajenos a los personajes de la historia, todo lo contrario a lo que consigue Burton con su adaptación. Y creo que esa es la principal diferencia entre los dos: Mientras en la película, Edward Bloom (el padre) se muestra como una persona que, aunque ha pasado tiempo fuera de casa, ha ayudado a mucha gente y adora a su mujer y a su hijo a pesar de sus ausencias, en el libro cae muy antipático: no sólo queda más patente que los ha abandonado, sino que además, en una de sus aventuras se llega a enamorar de otra mujer, y sólo vuelve a casa porque no le queda más remedio, al quedar la amante aislada por una ciénaga que rodea su casa (dicho así, suena un poco raro pero ya conocéis los elementos fantásticos de esta historia). Luego, la reacción del hijo sacando al padre del hospital en plan reconciliación para llevarlo al lago no se comprende en el libro, no hay transición en los sentimientos del hijo, no se explica por qué empieza a comprender a su padre. Y por último, ¡qué final tan frío! En la película es la parte más emocionante, porque se demuestra que las historias del padre son reales. Pero en el libro, cuando Will llega al lago, allí no hay ni dios despidiéndose. ¿Qué final tan soso es ese? De verdad que no me gustó nada...
En fin, que en esta ocasión, y en mi opinión, la película supera con creces al libro, algo que sólo me había pasado antes con Leyendas de Otoño y su adaptación al cine: Leyendas de pasión. Y una vez más, se me rompe el mito de que siempre el libro es mejor que la película. ¿A alguien le ha pasado esto con algún libro y su correspondiente adaptación cinematográfica?
Lana Drown.